lunes, 30 de julio de 2012

El atajo heurístico y la crisis política

El pasado sábado 21 de julio pude leer El atajo heurístico, de Pedro G. Cuartango en El Mundo en referencia a las VIDAS PARALELAS de CRISTÓBAL MONTORO y  ALFREDO PÉREZ RUBALCABA, donde nos decía que Había que leer al economista y psicólogo estadounidense Daniel Khaneman para comprender lo que está sucediendo en esta crisis.


Khaneman que fue galardonado con el premio Nobel acuñó el concepto de atajo heurístico que significa que los seres humanos tendemos a la irracionalidad en las decisiones al estar influidos por prejuicios y sentimientos.

Este economista analiza minuciosamente en su nuevo libro por qué elegimos las opciones que presentan menos inconvenientes sobre aquellas que son mejores pero que encierran más dificultad. Ello se traduce, en términos prácticos, en que podemos defender una cosa y, poco después, su contraria en función de las circunstancias que nos rodean.

En este caso Pedro Cuartango decía que pocas veces había visto la corroboración de una teoría sobre el comportamiento como la que se produjo el pasado jueves 19 de junio en la sesión parlamentaria en la que se aprobó el plan de ajuste del Gobierno, que confirma punto por punto las tesis de Khaneman.

En primer lugar, porque Montoro dijo lo mismo de lo que sostenía Rubalcaba hace un año y lo contrario de lo que dice ahora el portavoz socialista, que se comportó también de manera perfectamente simétrica.

Montoro defendió la misma subida del IVA que en julio pasado calificaba de «injusta» y de «grave error» que perjudicaría a los trabajadores y a los pensionistas. Rubalcaba, que apoyó el incremento del IVA cuando gobernaba Zapatero, sostuvo que la medida provocaría un menor crecimiento y más paro. He aquí un ilustrativo ejemplo de la intercambiabilidad de los discursos del PSOE y del PP y de cómo son capaces de contradecirse sin rubor.

Montoro ha incumplido todas las promesas electorales y ha hecho todo lo que prometió el PP que no iba a hacer. Y Rubalcaba, copartícipe de una gestión económica desastrosa, da lecciones de ortodoxia mientras el país camina inexorablemente a la intervención.

Ello no significa que no tengan ideología ni que carezcan de principios, pero sí pone de relieve que muchos dirigentes políticos toman sus decisiones en función de los parámetros que acotan la realidad según sus propios prejuicios e intereses electorales.

El análisis de las consecuencias de esta actitud nos lleva a desmitificar la política, cada vez más alejada de la racionalidad, como se puede constatar en el funcionamiento de los partidos, perversas maquinarias de poder.

Existe un fondo verdaderamente irracional en las decisiones políticas que da miedo, sobre todo, porque se pretenden disfrazar de funcionalidad y coherencia. 

Pero nada es lo que parece.

Si Pedro Cuartango me abrió los ojos Ernesto Sáenz de Buruaga me los hizo frotar cuando afirmaba en su columna de contraportada del mismo periódico y el mismo día: 

CRISIS POLÍTICA:  Los políticos tienen que solucionarnos la crisis económica, el problema no lo busquemos en los números sino en la política. 

Continuaba diciendo que el ciudadano español ha dado una muestra de ejemplaridad ante los recortes para afirmar que el ciudadano español sabe que tiene que hacer un esfuerzo colectivo y lo asume. 

Lo cierto como dice Ernesto es que al ciudadano le han dejado el bolsillo como un colador y se resigna, le piden sacrificios como nunca antes y los afronta. Pero cuidado que el ciudadano no es tonto y ha visto cómo la crisis la paga el contribuyente mientras la casta política disfruta de sus prebendas sin restricciones. Y ahí viene la madre de todas las batallas. Y Ernesto nos anunciaba que las protestas pueden convertirse en estruendosas.

Ernesto nos vaticinaba algo que no comparto y es que los partidos de izquierda se volcarán en la calle contra un gobierno de derechas. Los sindicatos, que han mantenido un vergonzoso silencio mientras se gestaba la crisis, ahora braman por la leche derramada y el PSOE, mejor que se ponga detrás del Gobierno y no de las pancartas porque los ciudadanos saben de dónde viene este problema. 

La política se basa en la ejemplaridad y ésta brilla por su ausencia. Todos los sacrificios pueden ser estériles si en las administraciones no se va mas allá de lo que se pide a los ciudadanos. No sólo por la cuantía de los recortes sino por la imagen de ingobernabilidad que se transmite al exterior con las comunidades autónomas actuando irresponsablemente como reinos de taifas. Y además mirando a otro lado. 

Este gobierno tiene muchos defectos, pero hay dos que quizá no tiene: haber heredado del PSOE una España en ruinas y haber afrontado un ajuste brutal en siete meses y tasado en el 11% del PIB sin ser conocedor de las herramientas para reducirlo. Y además con el añadido de que intenta solucionar problemas no siempre como quiere sino como sabe y puede. Los 100.000 millones para la banca son una bendición por la cuantía, por la forma del reparto y porque sin bancos no hay arreglo posible. Pero hay que tener los pies en el suelo y saber que no a cualquier precio. 

Eso si niqueladas las cuentas de las entidades bancarias, hay que dar el siguiente paso, una imagen de España donde todos remamos en la misma dirección porque el enemigo acecha. Alemania se financia al 1,5% y España, al 7%.  Y no queda otra que generar empleo. Mucho empleo y de calidad. 

Y estoy de acuerdo con Ernesto y muchos economistas que no le va mal a Merkel esta situación que está cuestionando el futuro del euro. Pero igual no le va tan bien si España e Italia acuden a un rescate imposible.



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